Tonterías.
Las palabras me destruyeron.
“Lo siento. Ella no lo logró”.
“¡Papá, no puede respirar!”
“No hay nada más que podamos hacer por su hijo”.
Palos y piedras romperán mis huesos, pero las palabras nunca me harán daño.
Mentiras.
Esas sílabas y letras se convirtieron en mi verdugo. Me dije que, si no reconociera el dolor y el miedo, no tendrían poder sobre mí. Pero a medida que pasaron los años, el odio y la ira que dejaron comenzaron a controlarme.
Tres palabras: eso fue todo lo que se necesitó para sumergir mi vida en la oscuridad.
“Se ha ido”.Al final, fueron cuatro palabras suaves y sedosas las que me dieron la esperanza de otro amanecer.
“Hola. Soy Charlotte Mills”.
Mil gracias a SB!
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