Lizzie James es feliz. Tiene un trabajo estable y una mejor amiga a la que conoce desde la secundaria. Además visita a su familia cada jueves para ver la televisión y pedir comida a domicilio, aunque, claro, también están esos parientes a quienes preferiría no ver, y mucho menos después de lo que pasó hace tanto tiempo. Dentro de todo, al menos sabe lo que es la felicidad o algo muy cercano a eso.
Todo va de maravilla para Lizzie hasta que una carta de Roman aparece en su escritorio, justo el mismo día en que él desapareció, muchos años atrás. Sin esperarlo, esas palabras despiertan dolorosos recuerdos que le llegan de golpe: el lugar al que Lizzie tuvo que ir cuando sus ataques de pánico se volvieron incontrolables, la muerte de su abuelo y el repentino abandono de su primer amor.
Mientras ella descubre los secretos que guarda la carta, también comienza a ver con claridad lo que verdaderamente sucedió el año en que su vida se derrumbó. Y cada indicio la conduce a Roman y a preguntarse: ¿quién le envió esa carta y qué pasó con él?
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