Diez horas antes de nuestra boda, me burlé de su último deseo.
Cinco horas antes de que dijéramos nuestros votos prometí que nunca la amaría.
Una hora antes de decir que sí, juré que nunca derramaría una lágrima por su muerte.
Pero en el momento en que fuimos declarados marido y mujer lo supe.
Solo usaría mi arma para protegerla.
Daría mi vida por la de ella.
Lloraría.
Y definitivamente, me perdería por una chica moribunda, una chica que en todos los sentidos nunca debería haber sido mía en primer lugar.
Siempre creí que la mafia sería mi juego final, envenenando mi corazón mientras reclamaba mi alma. Nunca podría haberlo imaginado.
Sería mi redención.
O el comienzo de algo hermoso.
El comienzo de ella.
El fin de nosotros.
Mil gracias a PS!
O el comienzo de algo hermoso.
El comienzo de ella.
El fin de nosotros.
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