Hay un viejo dicho que dice "los hombres muertos no cuentan cuentos", pero ese dicho definitivamente no es cierto. Solo pregúntele a Kendall Williams, de doce años, que no puede hacer que las personas muertas dejen de hablar con ella, sin importar cuán cortésmente pregunte. Es bastante frustrante poder escuchar y ver personas que nadie más puede. Por un lado, sus amigos y familiares piensan que se está volviendo loca. Y por otro lado, ser descubierta por tu enamorado mientras hablas con (aparentemente) nadie es realmente mortificante. Pero Kendall tendrá que aprender a lidiar con ello, porque la única forma de calmar a los muertos es ayudándolos.
Mil gracias a TG!
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