Eso es hasta Piper.
Las pesadillas de Piper se mueven con ella como un mal presagio. Su necesidad de tener el control y a cualquier hombre bailando en la punta de sus dedos le da la reputación de ser una coqueta, pero no puede evitarlo. El recuerdo de las palmas callosas magullando su piel la impulsa a sentirse necesitada y amada por extraños. Hasta que el destino la alcanza y todo es un recuerdo oscuro, y el largo camino para descubrir quién era y quién es, está en manos de un forajido que es todo menos un santo.
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