No me importó.
Como hermana menor de mi mejor amigo, Macey Hale estaba fuera de los límites, pero la chica era tentadora como el pecado y prohibida como el infierno. Ojalá pudiera decir que eso me detuvo. Ojalá pudiera decirte que me comporté como un caballero.
No lo hice.
Cuando vuelve a entrar en mi vida con la misma chispa de la que me enamoré, luciendo como la mujer tan hermosa en la que sabía que se convertiría, tengo que forzarme a recordar que soy un hombre diferente al que conoció una vez. Soy más frío. Más duro. Y por una buena razón.
Con el corazón bloqueado y las manos ansiando tocarla, me dispongo a probar que puedo mantenerme bajo control esta vez.
Sin cadenas. Sin ataduras.
Y definitivamente, sin enamorarme de ella de nuevo.
Mil gracias a LDC!
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