Para siempre.
Piénselo de nuevo, su majestad. A Gwen no le interesa ser la amante del rey, no importa lo atractivo que le parezca el gran guerrero musculoso. Necesita encontrar un marido o tendrá que vender la granja familiar. Si el rey dejara de gruñirle palabras seductoras al oído el tiempo suficiente, tal vez tendría algo de éxito. Cuando Corbet se niegue a dejar que Gwen encuentre un marido... y Gwen se niegue a ser la amante de Corbet... ¿quién se quebrará primero?
Mil gracias a S!
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