Es dominante.
Encantador.
Guapísimo.
Y mi nuevo jefe.
La salvaje atracción entre los dos está fuera de toda duda. Las largas jornadas hasta altas horas de la noche que pasamos juntos y las miradas que me lanza en la sala de reuniones hacen que me sea imposible resistirme. Deseo que sea «el primero», y él también me desea a mí.
Solo hay un gran problema. Salir con el jefe está estrictamente prohibido en Hammond Press. ¿Quién iba a pensar que perder «eso» iba a ser tan complicado?
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