A real man 21 y 22 - Jenika Snow

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21º TAKEN
Everett.
La vi en una habitación llena de gente. Ella era todo lo que siempre había querido. Ella era todo lo que no sabía que necesitaba. Terminó con unas copas de champán de más y los dos en una habitación vacía, el calor subiendo, dos cuerpos buscando algo más. Solo sabía su nombre de pila, pero era todo lo que necesitaba para saber que la quería como mía para siempre. No habría nada en este mundo que me impidiera dejar que Penny supiera que no podía dejarla ir.
Penny.
Me encontré con él... literalmente. Y al instante, supe que no se parecía a ningún hombre que hubiera conocido. Había consumido demasiadas bebidas alcohólicas esa noche, y el coraje líquido y las burbujas se me subieron a la cabeza. Con mis inhibiciones desaparecidas, me encontré escabulléndome en un armario de almacenamiento con un verdadero desconocido y haciendo cosas que me hicieron sonrojar. Fue rápido. Fue caliente. Fue sucio. Pero sobre todo, fue perfecto. Cuando la noche terminó, supe que la fantasía se convertiría sin duda en un recuerdo lejano. Pero Everett había despertado algo en mí que no sabía que estaba dormido. Y anhelaba más. Y parecía que tampoco se había olvidado de mí... no si el aparecer en mi puerta diciéndome que era suya era algo a tener en cuenta.

22º MOUNTAIN MAN
En la ciudad se me conocía por el dinero antiguo, pero vivía de la tierra, un cavernícola actual. Me llamaban el recluso del pueblo, me apodaban el hombre de la montaña, antisocial. Era cierto. Pero entonces ella llegó a mi vida y puso patas arriba todo lo que sabía. Comenzó con Bailey perdiéndose en el bosque y encontrándose en mi puerta. Era dulce e inocente, tenía la mitad de mi edad, y no tenía control cuando la excitación se creó entre nosotros esa noche. Terminó conmigo tomando su virginidad en una noche llena de pasión. Pero luego se fue, y debí haberla perseguido, arrojarla sobre mi hombro y exigir que fuera mía.
Cuatro años después y nuestros caminos se vuelven a cruzar. Pensé que era más fuerte, capaz de controlarme, pero en lo que respecta a Bailey, no había duda de que ella tomaba las decisiones. Era dueña de mi corazón. Se había metido bajo mi piel de la mejor manera, y sabía que esta vez, no la dejaría escapar.

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